En el fondo, no se ama ni se habla ni se escribe para convencer a nadie de nada, sino para convencerse uno a sí mismo...
"Nubosidad variable" Carmen Martín Gaite
Me ocurres por amor, en Buenos Aires precisamente y a la edad oscura en que uno desconfía porque ha visto garabatear pizarras a la muerte, y acumula nociones de naufragio, coraje en naftalina, días rotos, dolor en pañuelitos y quién sabe.
Tómala, recupera entre tus párpados tanta dura invención como mis ojos quemaron, tanta oscuridad inútil, y disuélvela con la luz que tienes para que pueda yo por fin cubrirme de tu salud, no conocer reparo más que tu permanencia defendiéndome.
Ambulo entre manías y escaleras y de pronto me ocupas, desbaratas peligros, soledad, desasosiego, promueves hábito de la alegría y desanudas inocentemente hilos de tal desorden compartido que yo me empiezo y canto porque estás.
Pero si me acabara de improviso te dejo inolvidable testimonio, es decir, en el aire y en papeles, nuestra privada suavidad, la ilesa manera de integrarnos, eso es todo, porque de veras ya no tengo nada más que la intimidad que nos ocurre.